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Foto del escritorFernando

Klipsch Forte IV

Hay altavoces y luego están las Klipsch.

¿Cuál es su altavoz favorito? Aquel que, sin pensárselo dos veces, si el dinero y espacio no fuera un problema, tendrían en casa. Sin exagerar, vamos. Para mi, la serie Heritage de Klipsch califica muy alto en esa lista, teniendo altavoces de mucho renombre y grandes críticas, desde las Klipschorn, las Jubillee o La Scala, hasta las hermanas pequeñas, Las Forte IV, las Cornwall IV y las Heresy IV. Todos y cada uno de estos altavoces son la manifestación del sueño del fundador, Paul W. Klipsch.


Dejando de lado las 3 hermanas mayores, a riesgo de divorcio y de no poder entrar en la sala de casa y, concentrándonos en las 3 pequeñas del grupo hoy, cortesía de Magnetron, distribuidor en España de marcas tan increíbles como Klipsch, podemos disfrutar de estos míticos altavoces en la sala de Et Sona.


Acompáñenme a ver como es vivir con un par de Klipsch Forte IV en la sala de vuestra casa. Os prometo que generan adicción.


Construcción.


Las Klipsch Forte IV se hacen, más o menos, como se hacían al inicio de su creación en 1985. Son, decididamente, altavoces que parecen altavoces. No encontraréis materiales de la era espacial, ni acabados con más capas de pintura que un automóvil y, mucho menos, encontraréis materiales que no sabemos ubicar en la tabla periódica. Son, por mucho, la imagen viva de lo que os viene a la mente cuando os imagináis un altavoz. Es un diseño sencillo, clásico, icónico.



La construcción es sólida, creo que si habrían de luchar con una Forte IV, acabaríamos en la sala de urgencias. Es, sencillamente, impresionante. El recinto es de madera, MDF de 3/4". Construida a mano en Hope, Arkansas en los Estados Unidos. Al tacto, me han recordado a esos muebles que se hacían antes, aquellos que estaban en casa de la abuela. De cuando para mover una mesa hacían falta 2 o 3 personas. La solidez y sencillez de su construcción tiene una gran ventaja aparejada. Klipsch ofrece 10 años de garantía en sus altavoces.


En cuanto a su arquitectura, las Forte IV son altavoces de 3 vías. Tienen un tweeter, un driver de medios y un woofer. Cuentan, además, con un radiador pasivo montado en la parte trasera de la caja, el mismo es de 15", por lo que resulta impresionante observarlo, ya que ocupa un gran espacio en el panel trasero del altavoz.



El tweeter K-100TI está construido con un diafragma de titanio y es de 1" de diámetro, cuenta con un novedoso diseño en su guía de onda (K-70T), pensando en dotarle de mejor dispersión de sonido. El resultado de la innovación en este componente es bastante acertado, como podréis leer en la sección de como suena.


El driver de medios es un driver de compresión, modelo K702 de 1.75" y acoplado a un dispersor Tractrix (K-703-M), con tecnología, nuevamente, pensada en mejorar la dispersión del sonido.


El woofer es de 12" (K-281) cuyo cono está fabricado a partir de un compuesto de fibras (similar a papel). El radiador pasivo es de 15" en un compuesto similar.


Los postes para cableado son de aluminio, capaces de aceptar bi-amplificación o doble cableado. Son muy sólidos, como el resto del equipo y con un acabado de muy alta calidad. No tienen problema en acomodar cableado de gran calibre.



Hay disponibles 4 acabados, Roble (con un tono grisáceo), Cerezo (un tono rojizo), Fresno (tono negro) y Nogal americano (tono marrón). La pareja prestada para la reseña ha sido en Nogal con el chapado característico de Klipsch, en el que emparejan cada par de altavoces con placas de chapa de la madera elegida para que tengan el mismo diseño en ambos recintos. Sencillamente, una atención al detalle impresionante.


Las rejillas están acabadas en una bonita tela con un look muy vintage. Son magnéticas y se adhieren al frente del altavoz sin problemas. La preferencia entre rejillas o no, al momento de escuchar, me ha parecido un poco mejor sin, visualmente, prefiero también quitarlas para ver esos bonitos difusores.


¿Peso y dimensiones? 32.7 kilogramos por unidad. 90.81 cms de alto, 42.24 de ancho y 16.63 de profundidad. Ya podéis comenzar a echar medidas en vuestra sala y, tal vez, a hacer algunas flexiones para poder moverlas a voluntad.


Cómo suenan.

Para esta prueba he utilizado tanto un amplificador de válvulas, el Qualiton A75, como uno de circuitos integrados, un Serblin & Son Frankie. El cableado para los altavoces fue Wires4Music Musica y la fuente fue un Bluesound Node como streamer con un Rockna Wavelight DAC como tal. Toda la música a través de Tidal a máxima resolución. La gestión de corriente, cortesía del Isol-8.



La selección musical para estos altavoces no fue, en principio, nada difícil. Los Klipsch gritan ROCK! por donde quiera que se les mire. Pero, claro, hay que variar un poco la selección, ya que no todos Ustedes son fanáticos de este género o, al menos, tienen gustos musicales más amplios que los míos. Así que, en consecuencia, exploremos un poco de todo. Eso si, os advierto que vamos con algunos clásicos dentro de cada género.


Led Zeppelin - Houses of the Holy. Un disco que no necesita presentación. Ya sea por ser parte de la discografía del mejor grupo de rock de la historia o por la icónica portada de Hipgnosis. La clave está en apreciar lo que Zepp intentó hacer con este álbum. Salir de la inercia de sus producciones anteriores y crear algo novedoso. Dentro de este disco, encontramos icónicos temas como: The Song Remains the Same o No Quarter. Sin embargo, mi tema favorito para escuchar críticamente es The Rain Song. Las sutilezas y diferencias en rango dinámico cuando entran los diversos instrumentos causan un gran efecto a través de un equipo de alta fidelidad con buen sonido. Las Klipsch han rendido una interpretación magnífica, una que me ha llevado directamente al territorio de la piel de gallina. Ni que decir del resto del álbum, magnífico sonido, una presencia brutal y una proyección de escenario sin precedentes. El bajo, ¡Dios mío el bajo! Con cuerpo, contundente sin imponerse, detallado, rápido (sí, rápido para un woofer de 12").


Miles Davis - Kind of Blue. Tal vez el disco de Jazz más reconocido en el mundo. Una magistral obra presentada por el más grande Jazzman y un conjunto de sobresalientes músicos que han logrado, con este material, trascender a la historia de la música. ¿Alguna vez han tenido un disco que, al ponerlo en su sistema dicen: Así tiene que sonar? Pues es, exactamente, lo que me ha ocurrido. Un impacto tremendo nada más comenzar el disco. So What sonó brutalmente realista y vívida. Cerrando los ojos uno casi podía sentir que se encontraba en presencia de los músicos. Sin exagerar, nuevamente, una de las mejores presentaciones que he sentido de esta grabación en años. Los detalles que fueron revelados y, sobre todo, la presentación etérea y vívida de la música me han dejado huella. Las Klipsch y sus altavoces hacen un trabajo fenomenal en proyectar el sonido y llenar la sala de música de una manera que ningún otro altavoz había logrado en la Sala Et Sona. Otro elemento importante fue el nivel de detalle que se logra apreciar. Los sonidos más sutiles son no sólo identificables en relación a su existencia, sino también a su ubicación. Impresionante.


London Grammar - If You Wait. Vale, esto no es un clásico, pero la voz de Hannah Reid lo será. Darle tiempo. La opera prima de la agrupación inglesa tiene un sonido muy característico, que combina la potente voz de la intérprete con un trasfondo de música pop en formato casi shoegaze y beats de música electrónica con mucha presencia pero poca intensidad. Es un disco reflexivo, íntimo y bastante bueno, si me lo preguntan. La finalidad aquí es ver como las Klipsch manejan esta combinación particular y moderna de sonidos, saliendo de los 2 clásicos que hemos escuchado anteriormente. La voz de Reid, impresionante. El sentimiento y textura únicos que la acompañan se han manifestado de cuerpo entero con las Forte. El acompañamiento musical, cargado con una dosis más de sub-bass que sus anteriores contendientes, han hecho vibrar (nunca mejor dicho) a las Forte, con un bajo sólido, marcado y sobre todo, agradable. En los extremos entre los agudos y los graves no hemos perdido detalle ni hemos alcanzado picos brillantes indeseables. El control ha sido, en todo momento, la norma.


Bach - Reconstructed. Una muy reciente producción de Audite, tanto, que al momento de escribir estas líneas no se ha lanzado oficialmente (así que para escucharlo he tirado de mi copia de reseña, amablemente enviada por Audite, ¡Gracias!). Música clásica para cerrar la reseña. El escenario dispuesto, la Sala Et Sona. La presentación, magnífica. El manejo del rango dinámico que acompaña a la música clásica siempre resulta interesante. Con el conjunto del Qualiton A75, la combinación fue poco menos que espectacular. El sonido que las Klipsch proyectaron fue cargado de emoción, con una inyección de sentimiento puro. La música que se escuchaba era palpable, con una presencia física más allá de la vibración del aire. Era, casi, como si se pudiera tocar. La calidez en el sonido atrapaba. El resultado, espectacular. La presentación del escenario y la representación del rango dinámico de la grabación pasaron por las Klipsch como el más claro cristal con una nitidez extraordinaria. La profundidad que alcanzaban los altavoces revelaban los más ínfimos detalles en la información musical con una perspectiva especialmente agradable de las notas de los instrumentos de cuerda.


Datos técnicos.

Respuesta de frecuencia

38Hz - 20 kHz

Sensibilidad

99dB

Potencia

100W (picos de 400W)

SPL máximo

116 dB

Frecuencias crossover

HF: 5.2kHz, MF 650Hz

Impedancia nominal

8 Ohms

Conclusiones.

Nuevamente repasamos varias lecciones. La primera, no hay que dejarse engañar por las apariencias y, tras ese aire clásico de las Klipsch, se esconde un altavoz altamente capaz de presentar un escenario y claridad impresionantes. La segunda, tomada prestada del argot norteamericano en términos de carreras en el cuarto de milla: "There's no replacement for displacement", es decir, que el tamaño importa en términos de altavoces y que, para obtener la presencia de sonido que proyectan las Forte IV, nos será muy difícil con altavoces de más reducidas dimensiones.



2 personas, además del personal de Et Sona (mi esposa, mi hija y el gato) hemos tenido oportunidad de disfrutar de estos altavoces en casa. Los 2 amigos que han asistido a escucharlas en directo, se han ido con la boca abierta. Mi esposa, no fanática de mis andares audiófilos, ha quedado gratamente impresionada por el sonido (gracias a su audición privada con la música que ella disfruta), mi hija no ha parado de bailar. ¿Yo? Siento admiración, asombro y nostalgia.


Admiración por la actuación impoluta que han tenido las Forte IV en mi sala. Asombro por el cálido, claro y amplio sonido que han proyectado y nostalgia, desde luego, por que pasará un rato antes de poder volver a escucharlas. Afirmo, si tuviera la disposición de espacio adecuada para darles un hogar, Magnetron no habría tenido que recoger 2 cajas de considerables dimensiones, sino un cheque por correo. Estos, son altavoces para toda la vida.


Para quienes tienen la fortuna de poder acomodar este tipo de cajas en sus salones, no hay que pensarlo dos veces. Es una compra segura y serán, sin ningún ápice de duda, altavoces que disfrutarán a lo largo del recorrido por la senda de la música. Tanto por la durabilidad y facilidad de servicio de estos equipos, como por la sólida construcción y la excelente calidad de sonido. Espero que a vuestros hijos les gusten, por que seguramente los heredarán.


Mi más amplia recomendación a estos altavoces. Un ícono de la alta fidelidad donde los haya.


Dónde comprar.

Las Klipsch fueron cedidas para esta reseña cortesía de Magnetron, distribuidores de esta y otras excelentes marcas de prestigio en nuestro país.


Están disponibles a través de varios puntos de venta, con un PVP de €6.798,00.


Galería.


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