Un amplificador integrado de grandes prestaciones y un extraordinario diseño y construcción, a un precio muy accesible.
Serblin & Son es una marca italiana de alta fidelidad que tiene un pedigree de importancia. Se trata de la marca nacida del ingenio de Fabio Serblin, en su época, colaborador de Sonus Faber y creador de Fase Audio, una reconocida marca que alcanzó fama internacional con sus amplificadores.
Fabio Serblin es un excelente diseñador de equipos de alta fidelidad, responsable del diseño y creación del afamado amplificador Amator de Sonus Faber. Un pionero e innovador en su campo hoy, después de dedicarse en exclusiva a la distribución de equipos de alta fidelidad, retoma su propio legado para fundar una tradición, la de aunar una rigurosa ingeniería con un bello diseño italiano.
Algo nos recuerda la combinación de madera y metal del Amator en el actual Frankie, un tributo al tío de Fabio, Franco Serblin, fundador de Sonus Faber.
Así que el día de hoy, cortesía de Gume Audio, distribuidor en España de Serblin & Son y otras marcas de prestigio, tenemos oportunidad de conocer al Frankie, un integrado muy refinado con un rendimiento y calidad sonora muy placenteros.
Construcción.
El Frankie es un merecido respiro de aire fresco en cuanto a diseño de amplificadores de refiere. Un diseño sobrio y elegante, con una simplicidad de uso demoledora. Materiales nobles y arquitectura de alto diseño y prestaciones.
Visto desde el frente destaca en acabado en madera de nogal que envuelve el chasis del equipo, de color metálico. También se encuentra disponible en un acabado color negro que sustituye al nogal.
Nuevamente, centrándonos en el frente, al lado izquierdo encontramos grabado el modelo. Siguiendo al extremo opuesto, encontramos 2 mandos giratorios. El del volumen, que hace las veces de interruptor de encendido y el de selección de fuente. Eso es todo, no se necesita más. Bueno, sí que hay otro elemento, 4 leds que se iluminan para indicarnos la fuente seleccionada.
En la parte superior, un detalle de rejillas de ventilación y el nombre de la casa, grabado, nos presentan un recatado pero placentero acento visual y funcional, ya que al operar en clase A/B se requiere algo de ventilación.
En la parte trasera, las conexiones. De izquierda a derecha: 3 pares de entradas RCA. Una dedicada a Phono, a la que volveremos más tarde, y 2 de línea. Cierra el grupo de inputs una conexión XLR y un puerto USB.
También contamos con una salida RCA para utilizar el Frankie como previo, aunque la marca ofrece también un previo específico con tecnología híbrida a válvulas, y la conexión para altavoces. Esta es algo particular con respecto a lo que estamos acostumbrados a ver en otros equipos, difiere en que admite únicamente conectores tipo banana. Una solución muy pulcra, si bien, hecho en falta terminales más tradicionales. Por ninguna razón más allá de la nostalgia. Al menos así algún cafre no le conectará los altavoces con cable que le haya sobrado de colgar una lámpara o algo peor. Termina el panel trasero con el conector para el cable de corriente.
Cómo podemos ver se trata de un equipo muy sobrio y minimalista en cuanto a su diseño. Lo que le permite ubicarse en cualquier estilo de decoración o cualquier sala destacando lo justo para no pasar desapercibido mientras que, su estética cuidada, lo convierte en un equipo muy agradable a la vista y, más aún, al oído. Con un sonido que sigue unas pautas en línea con su diseño, claridad en los trazos y una presentación extraordinaria. Veamos como suena.
El Frankie viene acompañado de un mando a distancia que permite encender, apagar, ajustar el volumen y cambiar las fuentes. Simple y bonito. Nada más que pedir.
Como suena.
El Frankie llegó después de un pequeño tour y, cual estrella del rock, durmió durante el día para salir a darlo todo por la noche. Lo coloqué como pieza principal del equipo que tengo en la sala grande. Para altavoces me encontré con que no tenía algunos en un rango de precio similar al Frankie, por lo que tuve que hacer un ejercicio de contrastes. Por un lado, hice servir los Taga Platinum B 40 V.4, también cedidos por Gume Audio. Por otro, aproveché los últimos días de las Klipsch Forte IV en mi sala para dar al Frankie una prueba con altavoces por encima de su rango de coste. En cuanto a fuentes, la historia fue un poco igual. Por un lado utilicé el tocadiscos Audio-Technica ATLP140XP con una cápsula MC también de AT. Por el lado digital, complementé el Frankie con equipo de Rockna y Bluesound, nuevamente adhiriéndome a la idea de someterlo a un examen de extremos con equipos de entre €500 y €5000. El cableado fue Tellurium Q Black II (USB, Altavoces y RCA).
De entrada, como el buen Frankie ya venía rodado, comencé por temas serios. Nada más llegar fue el encargado de rendir la interpretación del nuevo álbum de Lenny Kravitz - Blue Electric Light a través de Tidal. Este disco es impresionante. Kravitz, aún a sus 60 años, nos demuestra que puede seguir produciendo música de alta calidad. Con un estilo propio y destilado de influencias diversas, Lenny nos transporta a su mundo de buena vibra con una importante dosis de funk.
Ya desde el tema de entrada It’s Just Another Fine Day el Frankie nos demuestra buen control de las frecuencias graves y una excelente presentación. Una capacidad impresionante de claridad y una generosa proyección de escenario. La separación de instrumentos y capas en la grabación con una precisión que asemeja a un relojero, pero de aquellos de antaño, que hacían las cosas con mucho arte. Por lo que la escucha no pierde musicalidad y se torna analítica. Un equilibro muy buen logrado y producto, sin duda, de la experiencia de Fabio Serblin.
Siguiendo con las novedades musicales y haciendo streaming desde mi disco duro que utilizo como servidor de música, reproduje un reciente lanzamiento de Guerssen, Major Arcana. Rock progresivo de muy buena manufactura. Nuevamente el Frankie estuvo a la altura. El mix Folk-Prog de Major Arcana es un intrincado tejido de sonidos y efectos que se dibujan y expanden desde el centro de la escena proyectada por el efecto estéreo. Frankie no tuvo problema en dar a todo una presentación excelente. Pasando sin problemas de los más sutiles efectos a la proyección de la voz de Jim Spencer. Se agradeció la precisión del control de volumen para establecer un tono adecuado de escucha, permitiendo equilibro entre los tan diversos sonidos del álbum.
En general, el sonido del Frankie fue siempre muy musical, con un tono muy agradable y claro. La música sonaba bastante natural y sin percibir coloraciones exageradas. En cuanto a respuesta, la representación de los detalles en las grabaciones fue extraordinaria.
El previo de phono del Frankie también pasó por el banco de pruebas. En esta ocasión, asociado al Audio-Technica ATLP140XP con una cápsula AT0C9-III MC. El responsable de la música fue el respetable Charles Mingus con The Black Saint and The Sinner Lady. Con un alarde magnífico de claridad, el Frankie y su sección de phono rindió excelente presentación del afamado disco del Jazzman. Con una precisa separación de instrumentos y una buena dosis de grave, cortesía del double bass de Mingus. La rendición de los intrincados detalles de la grabación y de los 11 instrumentos que la conforman fueron claramente identificables y apreciables en todo su esplendor. Con mucha definición en la representación de las notas que de este instrumento se producían. La destilada técnica de Mingus se representa a cabalidad con la buena disposición de los transientes en la grabación, capturados por la cápsula y amplificados con muy buen tono por el Frankie. Sin duda la escucha ha sido más que agradable.
Datos Técnicos.
Amplificación y potencia | Clase A/B, 2x75w a 8Ω, 2x110w a 4Ω |
Entradas | Phono MM/MC ajustable. Línea XLR & RCA x2 |
Dimensiones | 430 x 317 x 78 |
Peso | 12kgs |
Control de volúmen | Analógico con resistencias, 127 pasos. |
Conclusiones.
No solo es un amplificador muy bonito, tiene un sonido bastante bueno. Y, además, técnicamente, es un equipo de alto nivel. ¿Qué más se puede pedir? En mi experiencia, poco. Pero sigamos avanzando.
El control de volumen, con su arquitectura basada en resistencias, no solo es sumamente preciso y mecánicamente más sólido que un potenciómetro tradicional, permite un ajuste extraordinariamente preciso del volumen deseado. Una maravilla. El satisfactorio click al utilizarlo nos demuestra que algo ocurre al interior. No sólo nos tenemos que guiar por el oído, cambiar el volumen se vuelve también un ejercicio de tacto. Encontramos, entonces, que lo único que le falta al Frankie es incorporar algo en el reino del gusto u olfato, pues cubre los demás sentidos de sobra.
El sonido del Frankie, con su amplificación clase A/B fue muy agradable. Una presentación cristalina y con muy buena definición caracterizó un escenario bien dibujado y con profundidad. Los tonos, en todo el espectro, se presentaron agradables con una sutil preferencia por la zona media-alta con un impacto positivo en la musicalidad de lo que el Frankie hacía sonar. En conjunto con las TAGA, presentó un sonido bastante equilibrado, beneficiándose del buen desempeño que estos altavoces tienen con las frecuencias graves. Pero, también con las Klipsch, quienes aún con su mayor sensibilidad, podrían haber revelado algún tropiezo en el rendimiento del Serblin&Son, más esto no ocurrió y fue todo puro disfrute. Los puntos fuertes ya reseñados fueron agradablemente contrastados por la gran transparencia y proyección de estos altavoces.
En cuanto a las fuentes, el Frankie se mantuvo sólido y jugó bien en ambas ligas, tanto con el equipo "de entrada" como con equipo "High-End". Esto nos da una idea no sólo de su solidez y versatilidad, nos aporta también conciencia de que es un equipo que resuelve muy bien y tiene una presentación extraordinaria.
Por otro lado, el previo de phono integrado, funciona bastante bien. Es de agradecer que se permita el ajuste de parámetros, pues muchos fabricantes no se complican la existencia y optan, por default, a no permitir ajustes en dicha entrada con parámetros pre-establecidos y "estándar" que poco hacen por satisfacer a los usuarios de cápsulas menos comunes. Por lo que nos acaban forzando a optar por un previo de phono aparte.
Como nota. Existen otras versiones del Frankie. La EX, la Plus, la D1000 EX y la D1000 Plus. En ellas, sucesivamente, se integran elementos adicionales. Por ejemplo, en la EX encontramos, de manera adicional, una entrada digital y un DAC interno. En la Plus, la capacidad de conectar a la red y bluetooth, así como un conector USB para leer archivos desde un dispositivo de almacenamiento. En las D1000, encontramos más potencia, con amplificación clase D.
En conclusión. Este amplificador hace algo muy bien, más allá de su calidad acústica, que es excelente. Permite disfrutar la música. La presenta de un modo muy natural y equilibrado. Buena presencia y claridad, pero sin forzar la escucha. Facilidad de uso para sentarse y comenzar a disfrutar de nuestro disco o stream en unos cuantos segundos. Un agradable contraste visual en su diseño y materiales. El Frankie es, en la medida de todas estas observaciones, un amplificador para disfrutar. Además, mola muchísimo que un amplificador tenga un nombre propio. Ya me estoy mirando el santoral para bautizar a mis demás equipos.
Donde comprar.
El Frankie, en sus múltiples versiones, está disponible a través de la red de puntos de venta de GUME Audio. La versión aquí reseñada tiene un PVP de €2.590,01.
Galería.
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